Había quedado con Rafa, pasé a recogerlo y nos dirigimos a Collbató, una vez en el pueblo nos dirigimos a uno de los bares del mismo, allí mientras tomamos un café con leche nos informamos de los caminos que se dirigían hacia Montserrat (esta vez tampoco llevaba planos).
Elegimos dirección ermita de Sant Joan, saliendo del pueblo por la calle de Pau Bertran continuamos por el camino de tierra que transcurre por entre los campos, a continuación empezamos la subida por un sendero entre árboles y vegetación.
Hacía un estupendo día de sol y después de haber caminado un buen tramo, buscamos la sombra donde paramos un rato a reponer fuerzas.
Llegamos a la ermita de Sant Joan, nos hicimos una fotografía, a continuación atravesando por entre las montañas fuimos a parar al sendero que nos llevaría al Mirador de Sant Jeroni.
El sendero recorría la parte alta de Monserrat, pasamos por diferentes bloques de piedra destacándose el Caball Bernat, llegamos a la ermita y a los pocos minutos nos encontrábamos en el mirador de Sant Jeroni, fue una lástima que la niebla cubriera todo el paisaje dejándonos con la obligación de tener que volver otro día, creo que vale la pena.
Partimos de nuevo, deshicimos el camino hasta el cruce que nos lleva al Pla dels Ocells, continuamos, allí vimos los isards (cabras montesas) y por el Pas dels Francesos llegamos al Monestir de Monserrat.
Comimos y nos tomamos una cerveza.
Camino de Sant Miquel, por el GR.172, llegamos a la Cova del Salnitre cuando ya se hacía de noche, media hora más tarde estábamos en el coche que nos llevaría a Barcelona.
Era día de fiesta y habíamos subido a Puig-Reig, el viernes M.Angeles trabajaba, yo no, por lo que acordamos en bajar con el coche a la estación de ferrocarriles de Manresa donde ella cogería el tren hasta Barcelona subiendo de nuevo por la tarde en el autocar a Puig-Reig.
Una vez en Manresa como ya tenia previsto me dirigí hasta Can Maçana (en el cruce de caminos Manresa-Monestir-Bruc) Me proponía hacer un recorrido por Montserrat, no conocía los itinerarios.
Saliendo del aparcamiento dirección montaña me dirigí a los primeros indicadores, elegí el que indicaba Monestir de Montserrat, la intención en principio era dar la vuelta a la montaña pues nunca me gusta volver por el mismo sitio.
Empecé el camino cuando amanecía (lado Manresa), al principio ancho y más tarde se iva estrechando, después de la primera cuesta (no lo quería decir pero…) el café de la mañana y los primeros sorbos de agua hicieron su efecto, en un lugar apartado acompañado por el suave susurro del viento y el agradable canto de los pájaros le di alivio a mi querido cuerpo, una vez todo en orden continué mi camino, pasé por “la cadireta”, el camino se estrecha rodeando los primeros bloques de piedra, indicaciones y pocos caminantes, solamente llegando al refugi Bartomeu Puiggrós me crucé con otra persona que más tarde sobre sus pasos volvía.
Después de un rato, pasado el refugio, en una zona boscosa, una “dresera” me asaltó el griterío de una treintena de jóvenes, hablando con el que parecía el profesor me comentó que se trataba de futuros monitores o guías de montaña, alguno bajaba arrastrando el “culo” por el suelo. En este momento y debido a que el sendero era muy estrecho y al ocuparlo la mayoría de ellos, creo que entonces me equivoqué y me fui por el que ellos estaban bajando lo que me ocasionó una vuelta tremenda (de todas maneras no fue en vano, conocí otra parte que realmente valía la pena, pasé por debajo de “la momia” y a continuación por una ermita ocupada por uno que estaba escalando (por lo menos eso decía en la nota que habían dejado en la puerta). En una explanada me encontré de nuevo a los futuros “guías de montaña” preparándose la comida con sus fogones (igual que yo, habían dado la vuelta a la montaña, pero en direcciones opuestas, ahora me faltaba volver a reencontrar el camino.
Ya estaba cerca del “Monestir de Montserrat” cuando salgo a un camino tipo “vía crucis” cuando me topo con una verja de hierro, estaba prohibido el paso por obras de seguridad, estaban trabajando en las paredes de roca que tiempo atrás habían sufrido un desprendimiento. Vuelvo sobre mis pasos y por otro camino me dirijo hacia el aparcamiento, una vez en el mismo, camino por el asfalto entre infinidad de coches autocares y multitud de extranjeros. Llegando escucho decir ¡por aquí viene uno que se ha equivocado! ¡seguro que va buscando de camino de Santiago! (No sabe que uno de ellos comienza aquí, en Montserrat)
Encuentro una fuente para llenar la botella y no tiene agua, por suerte hay un jardinero regando y muy amablemente me llena la botella, le pregunto si es buena y me comenta que es del Llobregat, el Monasterio se abastece (según me dijo) de fuentes de la propia montaña.
Me senté a descansar un momento, y fue delante mío, había una chica de aquellas que tienes que mirar, que alegran la vista, típica mujer americana (por lo menos ese fue mi montaje, después de observar que hablaba inglés) joven aunque madura, rubia, pantalón corto, piernas bien formadas y fuerte, poca cintura y busto exuberante, me fijé que realizaba gestiones con tres personas mayores (dos mujeres y un hombre) no se entendían pero la chica les pedía que les hiciera una fotografía, les entregó la cámara indicándoles el botón donde tenían que apretar, se apartó para sentarse en un pequeño muro junto al camino, detrás se encontraba el Monestir de Montserrat, observe que era detallista pues haciendo un gesto con la mano hizo que pararan un momento mientras apartaba unas bolsas de plástico para que no salieran en la foto. Se sentó de nuevo, cruzo las piernas, sonreía mientras levantaba la cabeza haciendo resaltar (más si cabe) aquello que la naturaleza tan espléndidamente le había dado.
Hicieron la foto al “monumento” de Montserrat.
Cuando le entregaron de nuevo la cámara hizo el ademán de marchar y fue entonces cuando todos le avisamos que se olvidaba las bolsas… Por unos momentos todo fue amabilidad y alegría.
Una vez marcharon, pensé que me había perdido la oportunidad de realizar una foto del acontecimiento (la chica y las tres personas mayores).habría estado bien… aunque, puede ser que no me hubiera atrevido.
Serian las dos y tenia que pensar en realizar la vuelta hacia el coche, como no me gusta volver por el mismo sitio decidí subir hasta Sant Jeroni por si tenía la opción de volver por la otra cara de la montaña (lado Collbató-Bruc) subí por el camino de la ermita de Sant Miquel, al final un cruce de caminos, pregunto a varias personas por si sabían que camino coger hacia “Can Maçana”, o incluso… si existía alguno, de momento ninguno sabe, al rato mientras subo me alcanza un señor , otro “loco” con mochila al hombro ¿éste, seguro que lo sabe? Hablamos un rato y me explica los inconvenientes, al final me convenzo. No me arriesgo a coger un camino que no conozco y que al final me sorprenda la noche. Una vez llegue a la parada del funicular bajaré a buscar otra vez el camino de vuelta pero esta vez lo haré por la carretera, todo, con tal de no volver por el mismo camino.
Una vez en la estación del funicular, cogí un sendero que me indicó la persona que me había acompañado. Anduve unos 200 mts. Cuando paré a comer algo, después continué por el sendero rodeado de arbustos y vegetación, bajaba tranquilo cuando nos vimos sorprendidos “él y yo” era un Isard (cabra montesa) de un salto se metió entre la maleza. Mas adelante pendiente del camino y de las piedras me sorprendió un grito “como un disparo” era otro Isard una hembra con su retoño, que huyó rauda monte abajo.
Llegando a Santa Anna la idea había sido coger un desvío que me habría llevado cerca del refugi de Bartomeu Puiggrós pero al no estar señalizado (yo no lo vi.) me lo pasé. Después de muchos escalones, por el Pas dels Francesos llegué de nuevo al Monestí, Busqué una fuente y por mucho que pregunté al personal que trabajaba por la zona ninguno supo darme razón, realmente todo esta hecho para sacar dinero (todo sea por la caridad cristiana… dar de beber al sediento… aunque sea por la moderada cantidad, como ponía en una maquina... de 2,10 €.botella)
Salí del aparcamiento dirección Can Maçana, no me apetecía caminar por la carretera ni repetir el mismo sendero así que cuando podía sacaba el dedo haciendo “autostop” lo sacaba aunque ninguno me recogió, mi esperanza la puse entonces en los escaladores que seguro tendrían el coche aparcado en la zona del “refugi”.
Una vez llegué, continué haciendo dedo, ninguno paró hasta que bajaron dos escaladores y se dirigieron al coche, ahora faltaba pedírselo y un poco de suerte para que coincidiera en la misma dirección. Les explique la situación. Iban hacia Igualada (dirección correcta), la chica en un principio consulto con su compañero, después no hubo ningún problema, al poco rato ya estábamos en el aparcamiento de Can Maçana, les di las gracias y me dirigí al coche, (eran las cinco de la tarde).
Me cambié las botas por zapatillas, me puse otra camiseta, a continuación hice una llamada a MªAngeles la puse al corriente y me fui camino de Puig-Reig.
Poco a poco me fui alejando pensando en (los “pequeños” o “grandes” placeres de la vida)… una simple botella de agua y una buena ducha.
Coincidiendo con el señor Goirigolzarri, en estos días empezamos la jubilación ¡eso sí! Con algunos matices.
-él lo hace con 55 años. -yo con 60.
-él trabajaba como directivo del BBVA. -yo como electricista en obras.
-él cobrará 250.000 € al mes. -yo cobrare 1.000 €. también al mes.
Claro que él (y tantos como él) se lo merecen por su aportación a la sociedad.
En pago, el gobierno apoya y financia con dinero público a la banca con el fin de superar la crisis y evitar males mayores (por ejemplo…que la sociedad deje de preocuparse por el fútbol).
De momento me dejan ser feliz, pero sigo creyendo que el sistema no es justo sobre todo para los millones de parados, aunque… para otros como el señor Goirigolzarri les toque cada día la lotería. ¡Claro que no nos engañan! ¡Eso es el sistema! Para que unos vivan bien, otros tienen que vivir en la miseria… esta es su idea de libertad y democracia .
La libertad de cobrar 250.000 €. al mes y la democracia de verlo como algo normal y merecido.
